Llegó el día en que finalizó el cuatrimestre académico. Con Adela en el día ayer rendimos el último final obligatorio de este año. Previo a este acontecimiento, vivimos dieciséis días de estudio ininterrumpidos, el único recreo era para pedir comida o para sacar a Dona, la perra, desesperada por hacer sus necesidades.

Estas dos semanas fueron una especie de Gran Hermano auto-obligado, un encierro voluntario con el único fin de estudiar en compañía para no sucumbir en el intento. Qué digo, más que Gran Hermano parecíamos el programa de los gordos (ese que conducía la mina esta que se hacía la linda, porque al lado de los hiper-obesos parecía una top model) pero al revés, nos encerramos para engordar. Consumimos docenas de empanadas, pizzas, facturas, litros de mates, paquetes de galletitas surtidas, infusiones, pan dulce, jugos, gaseosas.

Aprobar, aprobamos. Ahora, no podemos decir que nos sacamos un peso de encima, más bien nos echamos al cuerpo unos cuantos pesos de más. De más está decir que derrapamos cada día: chistes sobre Heidegger, relacionamos Foucault y el panóptico con cualquier cosa que se nos cruzara por la mente, hasta llegamos a pensar que alguien nos estaba vigilando. Mucho sueño, nervios, hartazgo, risas, imitaciones de Capusotto, confesiones acerca de que el profe tiene sonrisa de ángel, cansancio, debates sobre si entregar nuestro cuerpo nos haría aprobar o causaría desagrado, ganas de mandar todo a cagar y no rendir nada.

También contamos con la presencia de Cristina, nuestra compañera superdotada que nos explica los textos y Soledad que prometió llevarnos a Bragado a ventilarnos un fin de semana de estos.

Lo peor: llegamos a las 8 am a la facu (bah Adela y Soledad, yo llegué mas tarde) y nos anotamos para rendir números 93, 94 y 95! Así que fuimos a un bar, nos sentamos en una mesita de afuera. Ellas repasaron como locas las 7 horas de espera hasta que llegue nuestro turno, yo repasé un poco pero como ya estaba muy quemada me puse a mirar el partido de Estudiantes de La Plata (en mi vida miré un partido de nada) mientras comía dos hamburguesas. Ellas no comen casi nada en fecha de finales, Sole porque le da sueño y acidez y Adela porque si come nerviosa se va por el inodoro.

No da ir en la facu porque los baños no tienen puerta mucho menos van a tener papel higiénico.