La conocí en el polimodal a los dieciséis, porque nos habíamos cambiado de turno en la escuela y nos rejuntaron a todos en un solo curso: humanidades, ella corajuda se cambió sola y nosotras en un grupo de cinco para no sentirnos mal, convenciéndonos que esta orientación nos serviría en nuestros posteriores estudios universitarios. Marta se hizo amiga de Solange y nos persuadía a las demás para que la dejemos entrar en nuestro grupo, que era muy exclusivo y estábamos seguras que no necesitábamos más amigas que nosotras cinco. Tanto insistió Marta, que no se cuando pasó pero un día fuimos un grupo de seis. Nosotras nos sentíamos todas iguales, pero Solange no era como nosotras ante los demás, también de eso nos dimos cuenta. A todos los chicos, pero a todos absolutamente les gustaba, ella que es muy colgada ni se daba cuenta. Tenía un flequillo de poquitos mechoncitos separados, como se usó en alguna época. Monica, que se caracteriza por su sinceridad, le decía ¨ ¡Cuando te vas a sacar ese flequillito que no se usa mas!¨. Un día llegó Solange con un flequillo peinado para el costado y ahí si, cautivó a todo el género masculino del colegio, excepto por los directores que son curas.

Una vez egresadas, comenzamos el CBC, allí enamoró nada más y nada menos que a su profesor de Psicología (no voy a decir la cátedra para no quemarlo) quien la invitó a salir una vez finalizado el cuatrimestre. Lamentablemente, el sujeto dejaba bastante que desear fuera del aula.

Con las chicas dejamos de salir por San Miguel, como lo habíamos hecho toda el secundario y empezamos a explorar Capital Federal ¨El Roxy¨ se convirtió en nuestro preferido. Después de horas de acicalarnos llegábamos al lugar, en transporte público (colectivo, tren y diez cuadras de caminata con zapatos de punta) obviamente. Nos sentábamos a tomar algo, si se acercaban tres muchachos, los tres le hablaban a ella, mientras con Marta evaluábamos comenzar a salir solas.

Ella estudió canto, quiso incursionar en una banda de covers de rock-pop pero el miembro de la banda que la había reclutado se enamoró de ella de una manera algo acosadora, por lo que tuvo que dejar la banda.

Luego tuvimos una época en que nos gustaban mucho los músicos, ella salió con un músico de un grupo de boleros. Al que alguna vez fuimos a ver.

Y así en cada fin de semana, cada salida, en cada vacación. Siempre ganaba ella, nosotras nos quedábamos con las sobras. Pero durante la semana, ella cursaba todo el día en Puán, horas de clase, horas de créditos, horas de trabajos en equipo. Estudiaba de manera excesiva, cancelaba cumpleaños, reuniones, salidas si tenía un parcial. La mitad de las veces volvía de rendir desanimada, convencida de lo mal que le había ido, para luego obtener nueve o diez. Nosotras nunca le creímos que le iba mal.

Pero después de seis años de esta vida de cautiverio estudiantil, el viernes pasado con las chicas fuimos a la fiesta de egresada de Solange ahora contamos con una Licenciada en Ciencias de la Educación en el grupo, que quiere salir todos los fines de semana. Y hasta nos pregunta ¿En serio se van a quedar estudiando?