M A R G A R I T A

un mundo de sensaciones

A otra cosa

Cumplí 26 años y la sensación de que por algo estoy acá, crece día a día. Encontré una profe de canto que me está ayudando con cosas que hay que destrabar y desandar. Encontré a Diana, una amiga que resultó verdadera, que me llenó de regalos, de consejos, de energías y me abrió un universo nuevo de espiritualidad. Que por ahora no entiendo casi nada pero me encanta escucharla hablarme sobre qué soy en el calendario Maya, cuáles son las fuerzas que me guían desde el año en qué nací, cuáles son las señales a las que tengo que estar atenta este nuevo año de vida y cuales son los obstáculos a superar. Por otro lado, después de estar tres semanas en un lugar conocí personas muy buenas, que hicieron de mi cumpleaños una fiesta. Idir y Toni, los franceses, me ayudaron a hacer las tortas, se encargaron de llevar y traer a los invitados en su auto, me compraron Fernet y me regalaron un collar que yo había visto en la feria, el “Nene” me trajo dos dulces caseros que me estoy bajando a cucharadas, vino Manu (otro francés que vive acá) con su familia, de sorpresa invitaron a Enzo y a su hermano, que tocan y cantan folklore así que hicimos peña y para terminar Lucia, la cocinera, pidió cumbia en el restaurante, armó el baile y terminó bailando arriba de las sillas.


Nada mejor en la semana cuando los problemas de la convivencia comenzaron a aparecer, las imágenes que yo construí de algunas personas no son en realidad lo que yo creía, y hay cosas del día a día que no sé cómo sortear sin confrontar. Aprendí que no todo es lo que parece y me fui del camping.

Empecé a buscar lugar dónde ir, averigüé en una comunidad hippie, al lado de una casa de una señora que tiene 18 perros, en hostels. Diana me invitó a quedarme con ella y sus tres hijas así que vine por unos días... y me quedé.


Sonamos Latinoamérica


No se cómo explicar todo lo que pasó en tres días, que para mi fueron como una semana. Este es un festival que nació en Santa Fe a cargo del charanguista Poli Gomitolo. Y fue adoptado por Miky y Nathalie en San Marcos como nueva sede desde el año pasado. Hace varios meses que lo están organizando y justo yo caí por acá para estas fechas. Trabajé mucho en la cocina, entre otras cosas hicimos unas 150 docenas de empanadas y todos los días había que cocinar para más de veinte músicos. Por supuesto que tenía su recompensa, tan increíble como estar cerrando empanadas cantando junto a los músicos de Juan Iñaki o el pianista de Vero Condomi para terminar de cocinar cantando tangos a dúo con Daniel Simmons.


Empezó el miércoles a la noche cuando llegaron los venezolanos de Guasak-4, eran cinco muchachos, tocan el cuatro, bajo, maracas y mandolina. Increíble no se le ven las manos de lo rápido que tocan, hicieron merengue, joropos, y de todo. Esa noche comimos dos cabritos para darles la bienvenida.


El viernes arrancó todo, el escenario estaba en el quincho en pleno camping, las mesas debajo de los árboles (mesas pintadas a mano por Dani Marín un pintor cordobés). Mientras yo cobraba en la caja, los franceses iban y venían con empanadas. Arrancaron los shows, un dúo del sur, Guasak-4, un arpista venezolano, Juan Iñaki, Paola Bernal y cerró a puro baile Inti Huayra de Jujuy. La gente bailaba sin parar, levantando la polvareda hasta las 5 de la mañana, el personaje de la noche fue un suizo que se tomó todo el fernet y bailaba muy gracioso.


El sábado seguimos haciendo empanadas pero menos que el viernes por suerte. Estaba esperando ansiosa el día porque tocaba Verónica Condomi, mientras armaba la lista de temas yo le llevé algo para tomar y aproveché para pedirle que cante “quiéreme mucho”. Accedió a mi pedido y abrió el show con ese tema. Fue un espectáculo muy hermoso, todo el mundo estaba mudo escuchándola, se que parece una frase hecha pero se sintió la energía muy intensa que ella transmite. Fue una especie de hipnosis colectiva. Además tocó Mary Murua, una cordobesa, muy graciosa. Y cerró la banda de Chucho “Las voces de San Marcos”. A puro gato y chacarera hasta que amaneció.


El domingo en el restaurante nos juntamos y todos los músicos comenzaron a improvisar, pero son todos muy buenos así que no parecía ninguna improvisación. A la noche fue el cierre del festival en la plaza principal de San Marcos, con el ballet de la riojana Silvia Servini y un grupo de Tambores del lugar.

Yo disfruté cada minuto, canté, toqué, bailé, saqué fotos, me reí muchísimo, me cansé, tomé, comí, charlé y cada momento me ayudó a sentir que lo que quiero hacer es música.


Días en San Marcos


Todos los días almuerzo y ceno con la familia. El Miki me apostó que me voy a ir con siete kilos de más. Yo lo niego porque aunque vaya y vuelva al pueblo una vez al día, la caminata es mucho más que el ejercicio físico que hago en Buenos Aires.

Con los nenes estoy aprendiendo mucho, Adriel me hizo ver Volver al Futuro en Francés y pone pausa todo el tiempo para traducirme lo que no entiendo. Romana me ayuda con el francés y me enseña a cocinar, las tortas deliciosas que venden en el restaurante las hace ella. Tao me pregunta cosas y espera las respuestas en francés. También me pide todo el tiempo que cante una canción de los Wachiturros. El viernes me llevaron a un cine-debate, vimos “La lengua de las mariposas” una película española.


Estoy intentando no socializar mucho porque vine a estudiar (me lo repito todo el tiempo) pero se hace difícil; después de comer el Chucho un trabajador del camping tocan folklore y me invitó a juntarme a hacer un poco de música. Más tarde fui al pueblo encontré una heladería con Wi Fi para trabajar, cuando la vi pasar a Diana (una compañera del retiro de canto) con sus tres hijas me invitó a tomar mates, a ir al coro municipal y a clases de folklore. En el camino pasé a saludar a la farmacéutica que conocí en el micro cuando vine a pasar el fin de semana largo, se alegró de verme y me dijo que pase cuando quiera. Analizando las invitaciones de vuelta a la casa también fui a conocer la Biblioteca Municipal que está libre todas las mañanas para ir a leer.


Dato curioso: Desde mi casita se escuchan burros copulando a toda hora.


El miércoles tres jóvenes franceses que llegaron al camping “Fijate si te gusta alguno, acá te preparé un casting” me dijo Miki, no eran feos los chicos pero hacía rato que no pasaban por la ducha. Se van a quedar a trabajar, van a hacer una huerta orgánica. Y mi tarea será hacer el almuerzo para todos, unas doce personas, en la cocina del restaurante (así que si quieren pasarme recetas rápidas y fáciles para muchos comensales) por suerte salió bien la comida y recibí muchos elogios. Después de comer tocamos algunas zambas y chacareras con el Chucho. Ya se volvió costumbre de la sobremesa.

En la cena todos hablan en francés, entiendo palabras sueltas y el tema del que hablan, a veces no entiendo nada y menos puedo opinar. Supongo que en unas semanas voy a poder.


El viernes me enfermé, gripe, algo de fiebre, dolor de cabeza, garganta, de todo el cuerpo. Así que el fin de semana sólo dormí. Los dos días enteros, el domingo me levanté para almorzar y cenar. Dicen que acá las gotitas de Equinacea, la miel lugareña y el arrope de chañar hacen milagros. Probaremos.

Me fui pal monte


Domingo 23

Llegué muy temprano el domingo, vino Lucas a buscarme a la terminal con un afiche "Welcome Marga" muy grande y un sillon de Couchsurfing en el medio. Me llevó a pasear por la capital, charlamos muchos, después fuimos a la casa de su abuela para desayunar con ella y su tía. De ahi a la casa de un amigo de Lucas que bautizaba a su hijito Gino, así que nos fuimos a la iglesia, sacamos fotos. Posé con el niño en brasos como si lo conociera de toda la vida, muy buena onda todos. Hasta los curas cordobeses son graciosos. Ahi nos comimos unas empanaditas en el bautismo.

Fuimos a Alta Gracia a la casa de mi amigo cordobés conocí a los papás, tocamos un rato la guitarra, el piano, dejé los bolsos pesadiiisimos. Me conecté un toque avisé en casa que está todo bien.


Lo acompañé a votar, y él me acompañó a la comisaria a hacer la denuncia que justifique mi inasistencia a los comisios. Mientras yo le contaba que aprendí algo de francés, él me pedía que le enseñe a decir "Voulez vous coucher avec moi c´est soir?". Se largó a llover y paramos en una panaderia-cafe, él tomó cerveza y yo una chocolatada fría.


Volvimos a la casa, las alpargatas nuevas me trituraron los dedos, espero que se estiren. Y nos quedamos dele charlar del viaje, conclusiones, reflexiones, sentimientos, me recomendó leer a Brian Weiss, es la segunda persona que me dice eso en cuatro días. Voy a tenerlo en cuenta.

Antes de ir a dormir recordé que dejé mi campera de abrigo en la casa de la abuela en Córdoba Capital.


Lunes 24

Salí muy temprano para buscar la campera que me había olvidado, de ahi a la temrinal y de ahi a San Marcos Sierras, el chofer prendía el aire, lo apagaba, lo prendía, lo apagaba. Yo me ponía la campera, me sacaba la campera, me ponía la campera, me sacaba la campera y así estuvo un poco dificil dormir, pero igual lo hice.


El Miki me esperó en la puerta del camping, y me llevó en la camioneta hasta su casa, que está al lado de un viñedo, una casa de campo, muy hermosa. Entré y Naty estaba cocinando, los nenes me vinieron a saludar, Tao fue el que más contento se puso. De inmediato me propuso que me quede por siempre siendo su niñera. Como "La Gaby" que fue su niñera hasta que se casó y se fue al sur.

Tao: -¿Vos tenes novio?

Yo: -No

Tao: -Entonces quedate con nosotros!! A vivir!!!

Les di los regalitos que les traje y por suerte les gustaron, porque fue muy difícil elegirlos.

Después de comer me llevaron a La Casita donde me voy a quedar. Queda a 50 mts de su casa, rodeada de árboles y cañas. Con baño propio, cama de dos plazas, cocina, lavadero, guitarra (!!!) me dieron sabanas, toallones. Todo!

Los chicos me preguntaron si me daba miedo estar ahí a la noche, porque “se escuchan voces” y además atrás de la casa está la tumba de su abuela. Me reí y miré a sus papás a ver si era un chiste: “De verdad está la abuela enterrada”.



Por tercera vez recorrí el Norte, el cerro San Bernardo en Salta, las Salinas Grandes en Purmamarca, bailé en la peña Entre Amigos, tomé helado de vino (tinto y blanco) en Cafayate, toqué en un restaurante con unos chicos de Baradero, fui a la Fiesta del Choclo en Maimará, hice la excursión a La Garganta del Diablo y la Quebrada de las Conchas, caminé por Humahuaca hasta la casa de Ricardo Vilca, subí a observar la Quebrada desde El Monumento al Indio, compré en el mercado, toqué charangos, vi ferias, me quise comprar todo (pero me controlé). Lo que fue distinto esta vez es que el viaje fue doblado al francés, creo que todas las mujeres deberían probar uno alguna vez, una experiencia altamente recomendable.


A la mañana – Bonjour madmoiselle!- seguido de un petit déjeuner en la cama, acompañado con la manera de pronunciar la "u" poniendo la boca como si fueran a dar un beso cada vez que la pronuncian, disfrutan de paseos de la mano, te cantan, escriben, te leen, te hacen masajes, te sacan fotos, todas las propuestas les parecen fabulosas, todos los paisajes les gustan, no tienen problema en hospedarse en cualquier pocilga, por ahí se les escapa un oh la la mon amour, te cocinan, te compran vino, muchas cosas de dulce de leche (porque allá no hay) y cada cosa que dicen es música para los oídos.

Pero todo remedio que te hace sentir bien trae contraindicaciones y una fecha de vencimiento, hasta acá venimos bárbaro, pero un día deben regresar volando a su hábitat natural e indefectiblemente debemos decir adios a esos días de ensueño por las quebradas de colores a miles de metros de altura. Pensé que me la iba a bancar como una campeona, una leona o una tigresa Acuña, ya lo habíamos charlado, ya lo veía venir. Pero no. El contexto de despedida no podía ser peor, o mejor, no se, parecía un set de TV diseñado para que el momento fuera emotivo. Llovía, todo estaba nublado, todos los huespedes dormían, la cocina vieja de “Lo de Olguita” estaba vacía, tomamos un te. Hicimos todo lo que se hace en una despedida: lo acompañé hasta la puerta y se fue corriendo bajo la lluvia, porque no se cuanto tiempo pasó mientras nos abrazamos, lloramos y prometimos volvernos a ver pero ya era la hora de partida de su micro con destino a San Salvador de Jujuy.

Volvi a la habitacion, lloré desconsolada un rato, armé mi mochila. Le dejé las llaves a Olga y me fui a la terminal, con un rollo de papel higienico en un bolsillo por si se me escapaban más mocos y una galleta en el otro bolsillo para el momento en que se me salga el nudo de la garganta seguro me daría hambre.

Tomé el bus a La Quiaca, shockeada por la despedida y por la incertidumbre de estar llegando a otro país. Pero segura de que si algo se termina es porque algo va a empezar y de querer arrancar un nuevo capítulo del viaje, esta vez sí, conmigo y nadie más.






Hace mucho tiempo en Cafayate se inició una tradición romántica que consistía en homenajear a las damas del pueblo. Luego de las reuniones familiares, en las sobremesas, se decidía sacar las guitarras y el canto a la calle, buscando los balcones floridos, las rejas de una ventana, especialmente donde vivían las más bellas representantes del valle, regalando serenatas, hasta que los sorprendía el alba.

A partir de esta tradición en 1974 comenzó a festejarse anualmente La Fiesta de La Serenata en el mes de Febrero que es cuando se prepara la vendimia. Dice la gente del lugar que esta fiesta es un embrujo de música y amor... Tené cuidado! Me advirtieron.

Sin dudar dejé Tucumán y tome el micro a Cafayate entusiasmada por La Serenata, que todos los norteños me la describen como el mejor festival de folklore del país, mejor aún que Cosquín; como me encanta el folklore no podía perdérmelo.

Esta fue la tercera vez que llegué a Cafayate, bajé en la terminal rememoré el camino a la casa de Roberto, donde me hospedé las dos veces anteriores. Él tiene una sala de exposición de sus cuadros donde pinta paisajes cafayateños además de alquilar las habitaciones de su casa.

Al llegar entre porque la puerta estaba abierta y lo encontré pintando, lo saludé, le pregunté si se acordaba de mi –Creo que si- me respondió.

Luego llegó su mujer, dijo recordarme, me ofreció una pieza vacía para seis personas. Y ofreció no cobrarme porque soy amiga de la casa. Al instante me invitaron un almuerzo: empanadas de carne, acompañadas con vino por supuesto esta vez fue Animaná en cajita tinto y blanco con soda. Blanco para el primo de Roberto que venía de Bs. As. y tinto para nosotros dos.

Nos pusimos a charlar y me contó que a la tarde le rendían un homenaje en el acto de inauguración de La Serenata y me invitó a acompañarlo. Obviamente acepté -¿Quién más te acompaña?- Le pregunté, pensando que semejante acontecimiento sería importante para su familia y amigos.

-Nadie más, Malvina se tiene que quedar cuidando la casa-

Después de dormir una siesta lo acompañé al evento. En la espera me presentó algunos amigos suyos artistas también, un cineasta, dos escritores de poesía, uno que todo el tiempo intentó venderme sus libros pero no me gusta la poesía excepto que venga con música.

Apenas comenzó el acto de inauguración el gobernador tomó la palabra. Le pregunté a una señora qué tal era y me contestó que es considerado el mandatario más churro del país. A los pocos minutos Roberto pasó al frente a recibir su mención de honor mientras yo me esforzaba para sacarle una buena foto para mostrarle a su familia pero la prensa ubicada delante me tapaba.

Abrieron el predio, no cobraron entrada, había un escenario gigante todo para el folklore y muchísimos puestos de comida por todos lados. La felicidad me invadía. Roberto volvió a su casa yo me acomodé y me dispuse a escuchar, comí empanadas mientras veía pasar las bandas, a medianoche salió Arbolito que por allá no son muy conocidos, bailé, canté a pata suelta. Luego salió Galleguillo que lleva la chaya riojana donde quiera que va, la gente comenzó a tirar harina, espuma, corrían, bailaban y saltaban sin parar. Entre medio de la humareda enharinada lo vi, dudé, pensé, me acerqué y le pedí un trago de vino.

-Oui, enchanté...- me respondió

Me sacó a bailar, descalzos en medio de la harina, la espuma, la música y las risas nos besamos. Desde ahí no se bien que pasó las dos semana siguientes no se si las soñé, si las viví, si me embrujó La Serenata o qué, pero fue increíbles.



Llegué el domingo a la mañana a la terminal de Tucumán. Llovía, me vino a buscar Nadia con su papá Quique. A ella la conocí el año pasado en la plaza de Cafayate, después compartir sólo una velada nos invitó un asado increíble para mis amigas y yo, después de ese acto desinteresado es que nos hicimos amigas y nunca dejamos de hablar. Apenas le conté que me iba para el norte me invitó a pasar unos días por su casa.

Me llevaron a lo de la abuela Cuca, que tiene 73 años, mira Friends, se ríe y por ahí dice - Se pelean porque les queda sólo un preservativo! Jajaja- y yo pensaba que ella no llegaba a leer los subtítulos.

Asado, guitarreada, vinieron los tíos y los primos de Nadia, me encantan las familias numerosas. El tío Fede se encarga de mantenerme el vaso siempre lleno de vino blanco dulce. Los primos traen unos bafles altos como yo y meta folklore (meta! es como dale! en tucumano, me encanta esa expresión). Mas tarde traen los bongó, guitarra, un djembé (q me dicen que no es djembé que tiene otro nombre) yo saco el charango y nos ponemos a tocar, toda la familia agita. Después pinta la cumbia y empieza el baile, los tres tíos la sacan a bailar a la Cuca, la meten en medio de la ronda. Mientras comemos pasta frola y una torta cabsha que hizo Sandra, la mamá de Nadia. No podría haber aterrizado en una familia mejor. Después tomamos mates sentados en el patio. Y ante cualquier cosa que dice la abuela, la retan diciéndole “Cuca qué va pensar la chica de Jurlingham!”.

Todos los días nos levantamos al mediodía y Sandra, que le falta un año para recibirse de chef, ya tiene la comida lista. No deja de cocinar en todo el día, siempre tiene un bol con chocolate derretido en una mano y la espátula en la otra, porque el sábado cumple 15 años Rocío, la hermana de Nadia, y esperan aproximadamente cien invitados, ella hace bombones, tortas, muñecos de mazapán, y más. Todo me deja probar a mí porque soy la invitada. Me dicen “la Marga” y no me dejan ayudarlos en nada en la casa. Por las tardes tocamos la guitarra con Quique que trabaja en una mina en Catamarca, es Ingeniero Electrónico y dice que Nadia tiene potencial para serlo también, pero ella lo niega. Tocamos zambas, chacareras y carnavalitos, él también canta. Me cuenta que aprendió a tocar la guitarra cuando trabajaba en la papelera que le causaba un malestar, y con la guitarra el se desenchufaba. Con Candelaria, la más chica de la familia, nos sentamos en la vereda y me enseñó a tocar Estrellita dónde vas en el violín, igual me salió como si fuera un gato chillando. Ella está todo el tiempo jugando con los vecinos en la plaza y vuelve sólo a las horas de almorzar y cenar.

Conocí a dos compañeros de la facultad de Nadia, estudian historia, Leo y Joaquín. Me contaron sus vidas, pedimos empanadas en una casa de comidas, Nadia le cuenta que hacemos música, en realidad mientras espera las empanadas le cuenta de todo, ella no tiene problema alguno para entablar relaciones interpersonales. Y la señora nos invitó a tocar en la casa el siguiente viernes que nos espera con la comida y con sus hijos que son músicos. Durante la cena los chicos me contaron de sus amigos, de sus amores, de su familia, para terminar con un debate sobre 6-7-8 y otro sobre la filosofía de Niezstche. Charlamos hasta las 5 de la mañana y nos fuimos a dormir a lo de la Cuca. Que nos despertó al mediodía con una olla repleta de ñoquis de papa, salchichas y Friends en la TV.

Una vida tucumana de relax total, nos quedamos tomando mates y charlando toda la tarde en el patio debajo del árbol de paltas.

Las paltas de Cuca

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