M A R G A R I T A

un mundo de sensaciones

c'è tanta felicità


Sin repetir y sin soplar cosas que hice la última semana desde que terminé con todos los finales*

cené con las chicas

me depilé

fui a la radio

leí blogs

besé

bailé música de los Balcanes

fui a ver a Los Cocineros

toqué el cajón peruano

me peiné

animé una reunión con Pili

canté hasta que me dolió la garganta

compré regalos

toqué una guitarra acústica

lustré las botas

visité a Marta

comí una torta de chocolate con Marta

ordené, un poco, mi pieza

vi fotos de un futuro viaje

comprobé la mentira termino los finales y me pongo a dieta

nadé

comí una torta de vainilla con los chicos

jugué ¨Addicted to Friends¨

vi Chachacha tirada en el sillón

tomé

fui a tomar algo con él

tomé mates con mi madrina

llené la bañera

escuché a Loli Molina

recibí regalos

dormí la siesta en el colectivo

tiré huevos, harina y yerba a Adela

comí lemon pie de Pili

reí


*definitivamente!


Mis amigas


El día de hoy, sabemos que es comercial, que probablemente lo inventó Todo Moda para vender esos muñequitos horribles que dicen feliz día. O quizá se remonte a los fabricantes de las tarjetitas, tipo señaladores que vendían en mi época con fotos de animales (los más populares eran los perritos, gatitos, pajaritos y los caballos) con un poema.

De todas maneras tomo la ocasión para decirles a mis amigas que las quiero con todo mi corazón. Que son las mejores del mundo, uno de los hechos que sustentan dicha afirmación es que el dinero que juntamos entre todas vendiendo pastelitos, empanadas y pebetes lo destinaron a pagar mi viaje de egresados. Enumero aquí otros hechos puntuales que lo demuestran.


Valita me prestó su pollera de jean preferida, para ir a bailar, cuando me robaron el pantalón.

Marta me cruzó el río a caballito para que yo no me enferme.

Moni mientras yo deliraba de fiebre me aplicó remedios caseros para calmarme (papas en la frente).

Solange me bancó cuando la dejé a pata en Villa La Angostura (porque yo conseguí quien me lleve en moto).

Caro me eligió de testigo de casamiento auque yo la fui a visitar sólo dos veces en dos años.

A Pili atendió a las clientas insoportables por mí y cambió los turnos de trabajo para que yo pueda salir los sábados a la noche.


Y cuando ya pensaba que no cabía lugar para más amigas en mi vida, aparecieron otras dos que adquirí en la facultad y aprovecho para agradecerles por estos años de apoyo intelectual/emocional.

A Adela por la compañía para preparar finales, tu cooperación para construir el sentido de los textos intersubjetivamente. Por darme bed & breakfast (y baño con agua caliente) los días de cautiverio estudiantil. Por los recreos, los chistes tarados y las historias de vida.

Cristina, por explicarme todas las materias que hicimos juntas, prepararme para todos los finales, ayudarme con los parciales domiciliarios, corregirme los parciales domiciliarios. Por darme la rigurosidad que me falta para estudiar. Y como si fuera poco prepararme cosas ricas para amenizar el estudio.

Y a todas…

Por estar para remendar las heridas sentimentales.

Por ayudarme a estudiar cuando me faltaba voluntad y concentración.

Por festejar cada uno de mis logros como si fueran suyos.

Por las salidas de cada fin de semana que hacen más liviana a la rutina.

Por las fiestas compartidas.

Porque me ayudan a encontrarme cuando me pierdo.

Por las horas de psicoanálisis sin cobrar honorario alguno.

Por todos los mates compartidos.

Por todas las copitas de vino.

Por los viajes que hicimos.

Por escuchar mis canciones durante horas, sin parar.

Por bancarse al amigo pesado/feo del pibe que me este chamuyando.

Por su sentido del humor.

¿Les dije que las quiero un montón?


La suerte está echada


Porque no sólo nos gusta la cumbia santafesina, el pasado jueves fuimos con Marta a ver a Tonolec. Una fusión de música electrónica, folklore y música indígena toba.

Reservamos entradas y nos encontramos con que las mesas eran compartidas.

Ante la incertidumbre de no saber con quien compartiríamos la mesa comenzamos a esbozar estadísticas (además desde que trabajo con economistas cuantifico todo).

Y estos fueron los resultados de nuestro estudio probabilístico:

Hay un 33% de posibilidades que nos sienten con pibes, 33% minas, 33 % una pareja y 1% de que nos acomoden con un viejo.

Del 33% de pibes, el 99% pueden ser feos/petizos, el 0,5% gay, y el 0,5% restante, lindo, pero con un raye.
Del 33% de minas, qué me importa, son minas.
Del 33% de parejas, el 50 % puede ser una pareja donde el pibe está bárbaro pero te incomoda mirarlo porque está la novia presente o en su defecto existe la posibilidad de pasarle mi número de teléfono a ambos y un mensajito que diga soy swinger pero en este momento no tengo pareja. 35% unos ortibas que no nos hablen, 15% pareja gay (ya nos pasó con unas tortonas en el norte).

Ahora de todas las probabilidades nos tocó la más improbable. El 1% que casi no consideramos: Un viejo, 68 años, con sus amigos también mayores.

Menos mal que me dedico a otra cosa.


Big Sale


Para abordar el tema del consumo Bourdieu afirma que las clases populares aspiran a consumir los mismos productos que las clases altas pero al serles imposible ellos utilizan sustitutivos en rebaja. Por ejemplo en lugar de tomar Chandon tomamos sidra Real, en vez de comprar Adidas en el Shopping compramos ropa Adidas en la Feria Persa, en la Feria de las Ofertas, Feria Peatonal o como quieran llamarlas.

Como perteneciente a la clase proletaria, me identifico plenamente. Pero no dejo pasar oportunidad de acercarme a los consumos de la otra clase, siempre de manera ratona. El pasado Sábado la conocida marca Sathya realizó una liquidación, la única en el año, para desprenderse de los saldos de temporadas anteriores y prendas de segunda. En la que me zambullí ineludiblemente.

Muy lindo todo, pero lo que llaman liquidación las señoras de Belgrano, es lo que yo considero robo a mano armada.

-¿Cuánto sale esta musculosita?- (como si por nombrarla en diminutivo fuera a ser más barata)

-$300

-… ah… gracias, te la dejo.

Revolviendo por ahí encontré unos pantalones a precio razonable. Lo novedoso de la tienda, es que sólo había un probador para compartir, las señoras andaban en ropa interior sin pudor alguno, yo me dispuse a desvestirme de la misma manera hasta que recordé que traía medias agujereadas Nike ( tres por diez pesos en Av. Cabildo) y un cullote blanco con dos manos estampadas, una en cada cachete, compradas en La feria Peatonal de Morón.

Moraleja: hacer las compras a los lugares acorde a tu sueldo, no quieras dar Patio Bullrich si en el fondo tenés bombachas de La Salada.


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